Es ridículo que cuando una historia es más triste, más tenga algo de indescriptiblemente delicioso y adictivo y de que dé exactamente la misma cantidad de ganas de que se acabe y de que no se acabe.
A veces odio a las personas tipo camaleón que se transforman de acuerdo a las condiciones de recepción del otro. Me carga como me molestan las cosas que me identifican y que me hacen tener un encuentro cercano con mi rutina de interacción humana. Me da rabia que me de tanto asco cuando comprendo el porqué de las cosas y a la vez me gusta.
Quiero algo diferente.
Quién entiende esa pasión por lo melodramático, lo único y lo cinematográficamente narrado en el interior de mi cráneo durante esta fase en la que (todavía) no sé decir cómo me siento o si siento algo.
Quién puede venir a decirme cómo llamar triste a lo que es completamente aceptable y cómo no llamar triste a lo que es a simple vista triste. O quizás no a simple vista, o quizás nada, o quizás.
Estoy divagando de un modo asqueroso e ininteligiblemente abstracto que no tiene mucha ciencia, sino que se vuelve complicado cuando quiero ponerlo en alguna parte, como aquí por ejemplo. Vómito de palabras virgenes para variar.
No estoy aquí porque soy una viajera empedernida y tal vez mañana me vuelva a ir. No estoy aquí cuando quiero estarlo con más ganas que otras veces.
Ahora, justo ahora, me falta algo que me va a sobrar los próximos meses.
Me dan ganas de ser como ese idiota de Japhy Ryder.
Y si hiciera lo que realmente quiero hacer me quedaría sentada afuera de la puerta sin pensar en nada para no querer correr a hacer los cientos de miles de cosas que quiero hacer.
Soy una bestia más que está creyéndose dentro de una foto de arte moderno, una foto en blanco y negro con la saturación muy alta, una foto que ilustra una escena de lo más casual, esperando a que vaya algún tipejo interesante y le encuentre la gracia escondida a lo más normal del mundo. La gracia prohibida, porque de no ser prohibida todos estaríamos locos y seríamos unos histéricos (si es que ya no lo somos). Y cómo no estar locos? "todos están enfermos" dijo mi tío de pronto cuando estaba borracho y con el vaso de vino en la mano. Por mi parte soy una maniaco-depresiva, tengo personalidad multiple y soy además una autoproductora de úlceras y sicosis de todo tipo. Y soy feliz y no me compadezco de mi altiva estupidez, eso es lo más fatal de todo. Acá voy de nuevo con mi automatismo irracional...
Uff... al diablo. Me cansé.
A veces odio a las personas tipo camaleón que se transforman de acuerdo a las condiciones de recepción del otro. Me carga como me molestan las cosas que me identifican y que me hacen tener un encuentro cercano con mi rutina de interacción humana. Me da rabia que me de tanto asco cuando comprendo el porqué de las cosas y a la vez me gusta.
Quiero algo diferente.
Quién entiende esa pasión por lo melodramático, lo único y lo cinematográficamente narrado en el interior de mi cráneo durante esta fase en la que (todavía) no sé decir cómo me siento o si siento algo.
Quién puede venir a decirme cómo llamar triste a lo que es completamente aceptable y cómo no llamar triste a lo que es a simple vista triste. O quizás no a simple vista, o quizás nada, o quizás.
Estoy divagando de un modo asqueroso e ininteligiblemente abstracto que no tiene mucha ciencia, sino que se vuelve complicado cuando quiero ponerlo en alguna parte, como aquí por ejemplo. Vómito de palabras virgenes para variar.
No estoy aquí porque soy una viajera empedernida y tal vez mañana me vuelva a ir. No estoy aquí cuando quiero estarlo con más ganas que otras veces.
Ahora, justo ahora, me falta algo que me va a sobrar los próximos meses.
Me dan ganas de ser como ese idiota de Japhy Ryder.
Y si hiciera lo que realmente quiero hacer me quedaría sentada afuera de la puerta sin pensar en nada para no querer correr a hacer los cientos de miles de cosas que quiero hacer.
Soy una bestia más que está creyéndose dentro de una foto de arte moderno, una foto en blanco y negro con la saturación muy alta, una foto que ilustra una escena de lo más casual, esperando a que vaya algún tipejo interesante y le encuentre la gracia escondida a lo más normal del mundo. La gracia prohibida, porque de no ser prohibida todos estaríamos locos y seríamos unos histéricos (si es que ya no lo somos). Y cómo no estar locos? "todos están enfermos" dijo mi tío de pronto cuando estaba borracho y con el vaso de vino en la mano. Por mi parte soy una maniaco-depresiva, tengo personalidad multiple y soy además una autoproductora de úlceras y sicosis de todo tipo. Y soy feliz y no me compadezco de mi altiva estupidez, eso es lo más fatal de todo. Acá voy de nuevo con mi automatismo irracional...
Uff... al diablo. Me cansé.
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