Es como un sucio vagón que desde hace mil horas está cansado de no alejarse de su punto de origen, unas cortinas azules que quieren imitar la sensación misteriosa de la noche, un triángulo que quiere imitar con su sonido la forma de las estrellas sobrepuestas por una mano oscura y vigilante desde su panóptico estelar y unas caracolas blancas que quieren traer desde tan lejos el más aún lejano sonido del mar, ese perdurable perfume de la sal, la espuma, la añoranza que cruje en las hojas amarillas de todos los parques.
Es como ausentarse por fin de las corrientes de Marte, en conflicto por siempre, entre la espada de la belleza y la pared de una hipótesis de la realidad.
Si realmente puedo sentir los instrumentos de cuerda en las huellas de la ciudad, en los rostros que en un segundo más olvidaré, en los viejos en sus cantinas con sus pieles morenas y sus ojos rojos, si puedo dejar de preguntarme la sensación que me causa el amor, el amanecer, el olor del café, la vitrina de las librerías, las palabras que sólo tengo codificadas en la mente como un idioma sin fonemas ni letras, si me hace agua la boca lo que no puedo escribir más como poesía, porque: ¿cómo escribir poesía si se volvió agua que se fue entre mis dedos? Si es más fácil esta tarde vivir en un desierto repleto de ecos, de aficiones que existieron.
Pondré atención una vez más al pequeño mar que produce el choque de las hojas de los árboles en lugares muy lejanos a esta ciudad, donde las brisas escasean, donde los escalofríos que sentí en el comienzo de un otoño vuelven como fantasmas, pero sin dolerme, ese masoquismo por aquella sensación fría de color amarillo claro, fría, en mí, en ese abrigo, en ese olor, en el color de mi pelo, en la hora en que llegué tarde, en la llamada telefónica que esperé antes de entrar al teatro, antes de que la lluvia comenzara a caer afuera del café, antes de que el sol se volviese tímido, antes de que olvidará querer sentir el tacto ajeno, antes de que lo único que tenía que decir estuviese gritando claro y fuerte en mi mente a cada segundo.
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