sábado, 2 de mayo de 2009

Nada interesante.
He ahí la respuesta al cotidiano qué se trae entre manos. Hoy son de esos días en que tengo ganas de decirle al mundo entero: vete al diablo, hijo de puta. Pero no.
Mi música a todo volumen me hace bien y escuchar las solidificadas frases de los amigos me hacen sentir como un vómito. Todo eso es como una mierda tan demasiado fosilizada que ya ni siquiera tiene olor a mierda.

Hey:
stop.

Maldita sea, va a llegar el día en que comience nuevamente a dar explicaciones y se me acabe el existencialismo. Porque en realidad ni me alcanza la verborrea para ninguna de las tantas opciones de vida posibles: demasiado cobarde para el existencialismo, demasiado de demasiado para el cristianismo, demasiado borrosa para el intelectualismo y otros.
El problema está en la finitud, ese es el meollo del asunto, la güinda del pastel, la nicotina del cigarro, la cebada de la cerveza, la medula del hueso. Yo no creo en que cualquiera de las opciones sea una buena opción, creo que cuando uno la caga la caga y no hay más, el resto es la concatenación del verso, el seco cabezaso del efecto dominó.
Sólo tendría que suspirar y tragarme un montón de aire para llenarme la boca y luego vaciarme de la histeria.
Debe de haber algo del misterioso dolor de la vida cuando me da tanta lástima que a la gente de edad se le ensucie la boca cuando come o el grito de las gaviotas cuando está a punto de llover: debe de haber algo de la desnudez del conocimiento oculto como una gema que brilla bajo los surcos de la tierra, estando ahí sin una razón, sin una teoría: desilución para el amor propio del hombre o lenguaje misterioso proveniente de otras fragancias de otras tierras, de otras vidas, de otros pergaminos antiguos con historias de deidades, de otras génesis.
Debe de haber algo para volcarlo todo al revés y que el orgullo no sea orgullo y el perdón me saborice la boca como un eco triste y amargo. Volver sobre mis pasos en cámara lenta, contemplando la transformación de los rostros por el aliento del tiempo, eso, es eso. Pero si no me duele entonces algo me falta, pero si me duele el revolcarse del amor en la alfombra entonces mi propio ser no es un montón de universos de la mano, no es el respiro dependendiente de la vida ni la ropa amarrada por un hilo flotando por el viento y secandose al sol, es otra cosa innombrable que me sacará una carcajada en el momento más inoportuno sólo porque es y porque se es un conjunto de cosas que se dan de golpes entre ellas, una masa incoherente de sabores que no juntan ni pegan, un heavyjazz, una pasta de dientes con olor a ajo, un caramelo con sabor a sopa.
Si pudiera ser más fácil entonces se deshace la bruma, el meteorito que se acerca cada vez más al estómago y se desconectan todos los circuitos de las neuronas. Es por eso, entonces se borrarán los recuerdos que son como la base de toda la teoría o material para literatura o comida para engordar personajes.
Y si pudiera sólo ser entonces es un paralelo interminable y aburrido en el que se agregan más razones para pensar por las noches, para querer huir de aquí justo a esta hora en que debo rechazar las naúseas que me causa la rutina, el interés humano, el pegajoso y maloliente "predecible" y nuevamente el váyanse al carajo, carajo, mi cabeza es un bosque enmarañado con algún claro de luna oculto bajo las hojas negras y de todo ésto luego dar mis razones un lunes bajo la presión de las consecuencias inmediatas, la maldita peste interna de la autocompasión, el dramatismo natural y conveniente, la reserva saludable de saliva, la caricia moral (...)

1 comentario:

the nOIz boy dijo...

Pienso que es bueno que padezcas de todos los ismos que mencionas,
no con el fin que te perjudican, sino que sabes aprender de ellos y es así que nos entregas un testimonio de ti m(isma) que tanto aprecio y reconozco.
Sólo hay un ismo que no mencionas pero que lo explotas a la perfección en este ensayo, y que nadie, ni en los momentos donde cada uno se autopercibe con la mayor claridad, tú, aquí lo haces atropellando cualquier clase de soberbia: es el criticismo.