jueves, 27 de agosto de 2009

Y que cuando ya no quede nada que oir, que los colores se amontonen como globos de agua. Espero mil cosas. Espero cohetes amarillos que revientan con un sonido estremecedor, lanzarse al vacío sin esperar nada, esperar a que todo sea un estallido, como rápidas ruedas en el camino, ventanillas de colores y canciones que no debieran terminar.
Espero mil cosas. Recogerlo todo como si siempre hubiese sido mío y no esperar a nada, y que cuando ya no quede nada que esperar, que los sentidos sean como una carretera por la noche, llena de luces fugaces, llena de todos los murmullos del mundo, porque así es todo, sin esperar evitarlo, sin esperar el termino.
Y que cuando quiera decirlo, gritarlo todo, pueda aglomerarse todo como lo que no ha existido nunca, como luces y más luces, como todas las tardes que he esperado en el mismo lugar sin esperar nada.

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