Hay un momento en la vida del hombre en que ata cabos sueltos y siente que se le enciende una ampolleta encima de la cabeza (para explicarlo de modo gráfico). Ahora, sin generalizar, acabo de comprender la proveniencia de la sensación creciente de plagio y de intercambio constante de roles. Es entonces el momento en que uno comienza a cuestionarse la existencia de Dios y de factores como: destino, crimen, farándula, arte, tiempo, lenguaje, dialéctica, emoción, sentido de la responsabilidad, conservación de la especie, etc.
Por otro lado, hay un momento en la vida en que me di cuenta de que la navidad es como pisar mierda y en vez de contar los días mentalmente (hace años) para que llegara el tan esperado día ahora es un trámite desagradable, un revoltijo entre compras, histéria al momento de salir y hacerse paso entre el mar de gente, depresión e incomprensión. Por otro lado significa que se va a acabar el año y tengo la cabeza en todos lados menos en un esfuerzo por pensar positivo al momento de ver que me falta todavía la mitad de trabajo de taller y me queda un día y medio para entregar toda esa porquería que me está matando las las neuronas y las ganas de vivir. Podria deprimirme tranquila, pero no, debo realizar todo tipo de construcciones idiotas de escalas de evaluación y cosas que nunca usaré en mi futura vida como profesor.
Es así como comienzan las cosas como que no le encuentro buen sabor a los cigarros ni a la comida y el café me queda malo en todas sus variantes, sueño con cosas como exámenes de repetición o navidades y años nuevos estudiando y haciendo trabajos varios. Aunque admito que es increible como mi concentración trabajólica aumenta para llegar a desarrollarse en una patología resultado de que no quiero pensar en nada ni en que va a llegar un momento en que realmente no tenga nada que hacer al respecto y voy a tener que pensar y deprimirme. Porque todos los caminos llevan a la deprimisión de tipo profunda y superficial.
Pasa cuando uno cumple 21 años y se queda mudo por a, b, c motivos. Cuesta más sentirse parte de uno mismo, sin generalizar, me cuesta más sentirme parte de mí misma y la vida se me va entre casos hipotéticos y pocas realizaciones concretas.
Volviendo al tema del plagio y el intercambio inevitable de roles, estos son asuntos de suma importancia en cuanto a la creencia del destino y la negación de éste. Podría ser todo parte de un juego enfermizo en el que finalmente, como en un programa de Discovery Kids, se aprende una lección que ayudará a alcanzar la felicidad absoluta que sólo se rendirá ante la ancianidad o ante una muerte trágica. De acuerdo a ésto, podría ser partidaria de esta justicia tácita que me daría un nuevo aire y las ganas de convertirme al cristianismo, pero lamentablemente las ganas de escuchar música más melancólica de lo habitual y la necesidad imperante de beber o de fumar sentada en el suelo mirando el hermoso e impertubable día que se presenta es más fuerte, así como también el creciente hobby de realizar casos hipotéticos en los que resulta una nueva configuración espiritual que resultará en algo que no puede ser bueno de ningún modo.
Finalmente, producto de sucesos filmicos de la vida cotidiana, vienen las ganas de escribir llegando a descubrir el alimento de novelas contemporáneas en las que fluye la conciencia como gente comprando ahora en los centros comerciales.
Ésto es lo que sucede en cierto determinado momento de la vida del hombre (yo).
Y pensar que se puede llegar a ser tan idiota cuando se cumple cierta edad.
Por otro lado, hay un momento en la vida en que me di cuenta de que la navidad es como pisar mierda y en vez de contar los días mentalmente (hace años) para que llegara el tan esperado día ahora es un trámite desagradable, un revoltijo entre compras, histéria al momento de salir y hacerse paso entre el mar de gente, depresión e incomprensión. Por otro lado significa que se va a acabar el año y tengo la cabeza en todos lados menos en un esfuerzo por pensar positivo al momento de ver que me falta todavía la mitad de trabajo de taller y me queda un día y medio para entregar toda esa porquería que me está matando las las neuronas y las ganas de vivir. Podria deprimirme tranquila, pero no, debo realizar todo tipo de construcciones idiotas de escalas de evaluación y cosas que nunca usaré en mi futura vida como profesor.
Es así como comienzan las cosas como que no le encuentro buen sabor a los cigarros ni a la comida y el café me queda malo en todas sus variantes, sueño con cosas como exámenes de repetición o navidades y años nuevos estudiando y haciendo trabajos varios. Aunque admito que es increible como mi concentración trabajólica aumenta para llegar a desarrollarse en una patología resultado de que no quiero pensar en nada ni en que va a llegar un momento en que realmente no tenga nada que hacer al respecto y voy a tener que pensar y deprimirme. Porque todos los caminos llevan a la deprimisión de tipo profunda y superficial.
Pasa cuando uno cumple 21 años y se queda mudo por a, b, c motivos. Cuesta más sentirse parte de uno mismo, sin generalizar, me cuesta más sentirme parte de mí misma y la vida se me va entre casos hipotéticos y pocas realizaciones concretas.
Volviendo al tema del plagio y el intercambio inevitable de roles, estos son asuntos de suma importancia en cuanto a la creencia del destino y la negación de éste. Podría ser todo parte de un juego enfermizo en el que finalmente, como en un programa de Discovery Kids, se aprende una lección que ayudará a alcanzar la felicidad absoluta que sólo se rendirá ante la ancianidad o ante una muerte trágica. De acuerdo a ésto, podría ser partidaria de esta justicia tácita que me daría un nuevo aire y las ganas de convertirme al cristianismo, pero lamentablemente las ganas de escuchar música más melancólica de lo habitual y la necesidad imperante de beber o de fumar sentada en el suelo mirando el hermoso e impertubable día que se presenta es más fuerte, así como también el creciente hobby de realizar casos hipotéticos en los que resulta una nueva configuración espiritual que resultará en algo que no puede ser bueno de ningún modo.
Finalmente, producto de sucesos filmicos de la vida cotidiana, vienen las ganas de escribir llegando a descubrir el alimento de novelas contemporáneas en las que fluye la conciencia como gente comprando ahora en los centros comerciales.
Ésto es lo que sucede en cierto determinado momento de la vida del hombre (yo).
Y pensar que se puede llegar a ser tan idiota cuando se cumple cierta edad.
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