en cuanto a las supresiones humanas, sin estas, podría visualizar todo tipo de problemas objetivamente. el sentimentalismo funciona como un método de censura (y de auto-tortura). por ejemplo, que la gente llegue a llorar cuando la persona ya está casi muerta. en cuanto a la muerte, sin censura, es la muerte. seis letras para resumir todo lo que pensamos en una vida entera y todo el manso trabajo que se dio ese espermio en llegar a la meta. se va al hoyo/agujero todo (literal).
porqué estar pensando en ésto. si tuviera que llorar por algo, sólo lloraría justificadamente por lo penoso que queda del espíritu que absorbió cada día para crecer, que dialogó. diálogo. y ésto también suena bonito e idealista. y al final, las palabras son un bodrio más, un disfraz de mierda para la realidad que se acerca a pasos agigantados cuando dormimos, acechando como esos monstruos de closet (y no me refiero a los gays que no han salido aún de ellos ni a Chuck Norris).
qué pasaría, si tuviesemos que reír, aquello es más falso que la literatura, más falso que un grupo de viejos weones tratando de arreglar un país, más falso que todo lo que me digo cuando estoy sola. también llorar la circunstancia creyendo que es menos que sólo la ausencia, sólo el porvenir macabro, también, porque macabro, sí es una palabra justificada para el juego.
las palabras son como un trampolín directo hacia la redención, también la risa. ahora que por estos lados está como esa presencia de que pronto nos vamos a tener que vestir todos de negro. decirlo o no decirlo, y se ven ese tipo de cosas estúpidas sin sentido como recordar cosas que nunca se recordaron en el momento, revisar fotos, notar esos chiches del living que nunca se tomaron en cuenta, venir a ahora a pelear las pinturas de las que nunca se quiso escuchar su justificación porque era aburrido y fuera de época. evocar forzadamente. para qué, si uno se comporta como un hijo de la mismísima puta y después viene la bizarra, más bizarra condolencia. no sé. pienso en lo inservible que puede ser decir algo, además de extenderle una mano al naufrago tronco de la salvación y ponerle la mejilla a la cachetada realista: "pégame luego para sacarme las lágrimas" lo que diga o no, está bastante tarde, bastante tarde.
en estos momentos es cuando me importa una puta mierda el eufemismo, el sin fin de asuntos gloriosos y materialismos ineptos, una puta mierda un sin fin de escenas en donde estoy esperando el no-sé-qué, el amor y una puta mierda mi hedonismo, lo que fue, es una mera entretención para el alma. ahora, es ese quieto momento. me doy el agrado de mandar todo a la cresta y nadar un poco en el tranquilo residuo del corazón, nudo mudo, desconocido, extranjero, sin lágrimas hipócritas ni ruidos excesivos.
1 comentario:
es un frío análisis sincero.
espero que estés bien.
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