viernes, 3 de diciembre de 2010

a propósito de los cielos rosas (y los rojos) esa lluvia suavecita, de esas gotas distantes unas de otras que caen por aquí, por allá. a propósito de esos cielos inmensamente nostálgicos de momentos jamás vividos, a propósito de las nueve de la noche mirando al cielo bajo una galería cualquiera. también a propósito de la marea calma, de verte un segundo o no verte, el resto de tu barbilla o un pedazo de tu pelo, de reojo, la arruga de tu camisa. la música dirá entonces, evocará y mañana, si es que, voy a recoger lo que ha traído la marea. ella dirá, la música en todos los viajes, en todas las canciones de jazz. porque no es que el cielo nos diga o no, que nuestra piel casi transmita los colores del cielo, amarillo o rosa, y las nuevamente obligatorias canciones indie, folk. cigarro, jazz, beso remoto. jazz, cigarro, morir. morir, cigarro, olvido. olvido latente. no es todo eso, sino otra cosa. mejor, no buscar un adjetivo común, para dejar nuevos vacíos irritantes. la tristeza más profunda proviene de los pequeños gestos humanos que denotan la falta de tiempo, que siempre, siempre nos aquejará. la tristeza, es aquella la más profunda, la que se cuelga de la falta de palabras para englobar, para nombrar. la tristeza, esa, que se encierra bajo los contornos de la piel. eso será, debe ser. la limitante, el buenas noches diario que suena a pérdida. la pérdida, el olvido latente sólo roto por la nostálgia de la que no podría librarme. nací con nostálgia, nací perdiendo mi tiempo, también. hasta nací cuando un suspiro significó un segundo menos, podría decir, y nace también, aquella amarga nota vibrante, sorda, inútil, efímera. tal como la calma. prefiero quedarme entre mis paredes, nuevamente, tanto como preferiría jugar a encontrarnos. tanto como lo preferiría.

1 comentario:

velita dijo...

El encuentro está en tus manos.
Deja de esperarlo. Encuéntralo.