en la mañana, durante las horas más calurosas de la madrugada-dentro de lo posible en este otoño- tuve un sueño bastante extraño en que estabamos en mi población con otras dos personas que no tenían rostro (o si lo tenía era borroso y puesto allí por un asunto meramente conceptual) y yo pertenecía al bando de esas personas (cuyo objeto de lucha era absolutamente desconocido por mí) pero no debía por ningún motivo decepcionarlos ni perderme de su vista.
el asunto es que en cierto momento se perdió una de las personas que ahora se había transformado en un híbrido entre ninja y pelolais y que (además) era visiblemente mujer, bueno, el asunto es que justo aparecí doblando una esquina y se me cayó un celular bastante pasado de moda y tomaba aquello como una señal para ir a comprar una bolsa de galletas al local que apareció como un servicentro de caracter celestial en medio de la calle, y como no tenían vuelto para darme por el billete que entregué, me amenazaron con una pistola, el dueño conceptual del servicentro celestial que era algo así como una forma humana con bastante sombra ya que mi cerebro no se dio la paja de inventarle cara.
salí, luego de aquel episodio, políticamente del servicentro sin cobrar el vuelto ni ningún otro tipo de compensación, sólo para encontrarme con mi familia a la otra vuelta de la esquina.
volteamos y vimos cómo un vecino que jamás había visto nos amenazaba con cortarnos la cabeza con uno de esos instrumentos musicales que no sé cómo se llamarán, pero son como un palito que da vueltas a un asunto ovaloide... bien, aquel instrumento enorme y adornado de flores talladas terminó por asustarme y con un sólo tirón de mangas atraje a mis padres hacia mí y golpeé la puerta de la vecina, justo al tiempo en que el macabro vecino le cortara la cabeza a un peatón.
nos abrió una señora que no sé cómo se llamará, que vive cerca de aquí y tiene sus buenos años, y nos metió en la casa, pero desafortunadamente el macabro vecino ya nos había visto y fijado su ira en nosotros, así que con un último vistazo al arma causante de la muerte innecesaria del peatón, cerré la puerta de la casa de la vecina.
lamentablemente esta no tenía pestillo, y el sueño terminó cuando le dije a mis padres que debíamos poner un sofá como barricada para que el macabro vecino asesino no echara abajo de la puerta.
cuando desperté tenía el corazón levemente agitado y pensé en que el mejor final del sueño debía ser pensado inmediatamente para no quedar con una sensación de fatalidad por el resto del día, así que después de sopesar múltiples finales, creí que el mejor era que la casa de la vecina tuviera barrotes contra robos y que la puerta tuviese un pestillo y una protección de hierro tipo "soy leyenda" y poder utilizar el celular pasado de moda para pedir auxilio.
y con este final feliz concretizado en mi mente me sentí preparada para pasar un buen domingo.
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