me gustaría que mi alma fuese joven otra vez. me gustaría, ah, que las canciones sean jóvenes otra vez, que el aire sea espejo de tiempos mejores en donde las tormentas abundaban, pero el gris era un buen color.
qué más hacer, que afrontar el frío. derrepente, el alma se hace vieja, llena de crujidos y adornos que recuerdan a algo. el viejo sentimiento, nuevo cada clima de otoño. quízás, volviendo atrás, te diría llévame, a un lugar como esos en que podría hablarte en ese idioma.
en realidad no he entendido a nadie y me he sentido sola. como el paisaje dentro de una historia. soy el paisaje, un décimo de la escena. abrocho mi chaqueta y afronto el frío de la tarde y las hojas son amarillas otra vez y las luces son varias y amarillas, el piso aún no está mojado, pero vuelvo a sentir. casi como volviendo de una larga muerte súbita.
podría volver en mis pasos y ser la misma, más rápido y permanecer así. podría borrar la serie de cosas que son tristes, decadentes. las personas que he conocido, simples y alegres tontos. será que esta es la verdad. ojalá se pudieran limpiar ciertas tristezas y ciertos accidentes, ojalá se hubiese podido llegar más tarde y evitar, siempre evitar. qué puedo hacer para mirar hacia al frente además de abrochar mi chaqueta y afrontar el frío mientras escucho canciones.
2 comentarios:
escribís tan lindo Bibiana, y tan penquistamente.
acabo de leer un post tuyo de hace tiempo que sugería la idea de que todas las posibilidades fantásticas que consideramos luego de haber caminado hacia casa, y luego nos dimos cuenta que en verdad nunca habían existido, podrían de hecho ser parte de una dimensión alterna y no la imaginación. Como la teoría que dice que los sueños no son falsos sino parte de toda una realidad alternativa que existe en conjunto con los subconcientes de toda la humanidad y los animales que sueñan. qué lindo sería.
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