jueves, 15 de septiembre de 2011

caer en realizaciones. a pesar de que soy simple, soy simple y monotemática y mis frases o las cosas que tengo para decir se anulan entre pensamientos que nunca llegan a dar a luz. el mismo techo blanco, por ejemplo, me incita a no recordar más que el segundo presente. sufrir, ser un sufrido, un melancólico loco, un ángel melancólico como algunos jóvenes de la nueva generación que se pasean entre pasos, retrocediendo a veces, solos, sentados en ciertos pórticos de los lugares bohemios de la ciudad.
pero yo estoy ahí, nada muy definido, una bruma. sin conocer nada, siendo que es el objetivo de respirar, el saber, saber. todos los estímulos que me hacen ser una tipeja triste, escondiéndome entre las piernas de la risa segura. anoche me senté a esperar el bus sin más anhelos. eso es, he dejado mis anhelos que tampoco he tenido. mi hobby es llenarme de sensaciones, recoger de los mismos lugares, pintarlos con la música, pero cuando me quito los audífonos a veces todo se ve como es.
o me niego. a que los edificios sean sin pintura, grises, amenazantes. a que las bocinas de las micros me recuerden que mi vieja amiga triste comience a supurar desde mi alma, los obreros con sus pantalones gastados, los abuelos que piden dinero. una lágrima que cae en el estómago. bajarme en paicavi para recorrer ese trayecto que en ciertas épocas del año se llena de sorpresas, pero soy, simple y sin el brillo de los ojos como astutas estrellas, bajo la eterna nebulosa, la incertidumbre. la incertidumbre, la juventud.

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