no es solo encontrar el perdón, sino encontrar la verdadera fuente del ser, ese delicado vínculo entre los pasajes del corazón y el regalo de la vivencia, la razón por la que te recuerdo aunque estés conmigo es la misma por la que comienzo a existir como humano. comenzar a existir sobre la misma pobre conciencia y resurgir en tu reconocimiento, contemplar el lenguaje de tu alma al unísono de los lunares de tu espalda en la luz del amanecer, o el tierno y dulce sabor de tu boca cuando nos extrañamos hasta los confines del ser, hasta las entrañas de nuestra existencia, donde somos tan sencillos y extensos.
la redención de comenzar a vivir como se debe, reviviendo desde lo que se fue brindando el significado final, superponiendo las razones por sobre el repaso del corazón. y yo también repaso los recovecos del tuyo, con mis dedos, acariciando la música de tu vida, la configuración sagrada de lo que amas y lo que respiras, lo que contemplas y añoras que va fluyendo hacia el brillo de tus ojos ante el cielo y las estaciones.
y yo te amo hasta cuando te veo en aquellos momentos en que no te he vivido, cuando quizás caminabas por allí o cuando al despertar mirabas por la ventana, o tu abrazo infinito hacia la belleza del mundo que se entrega hacia ti, siempre dispuesto a recibirla con tu mirada amable. y yo te amo, añorándote incluso cuando me tienes y te tengo, siendo tú la única melodía a la que soy devota todos los días.
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