domingo, 20 de julio de 2008

último boleto


La última función del cine me trajo en qué pensar. La música, el tabaco carcomido por el aire y la botella de cerveza me acompañaron mientras observaba el cielo y me preguntaba quién más sentiría lo que yo en ese momento. Tremendamente simple como para comenzar a pensar en el disfrute de lo melodramático. Tampoco quiero salir de casa esta noche, ni quiero darme una ducha. Tal vez lea un libro. Leeré mis propias palabras para darles un nuevo sentido o recordaré imágenes para darle sentido al presente. Tengo ganas de dormir una siesta en una tarde de verano, con un aroma en particular. Hoy no, porque llueve y la lluvia despierta mi mente: hace reaccionar a todos los sentimientos oxidados que funcionan con el movimiento de mis engranajes y que por alguna razón desconocida me gusta aprovechar. Me imagino que la lluvia acompaña más los sueños de la noche, cada gota resuena en mis oídos, escribiendo letras que forman toda una historia que a veces sabe amarga. La misma historia dentro de la historia, la que escribo mientras el mismo cigarrillo y las mismas ganas de probar las nubes que hoy, una mañana de domingo con ese filtro medio amarillo, esparcieron de humedad los juegos del parque y las hojas frescas. Las películas siempre hablan de mí, bueno, obviamente no hablan de mí, pero siento que en algún momento todos sentimos lo mismo, las ganas de que todas las cuerdas se aten, el tacto de la realidad/sueño, el camino en ascenso o la frase: "nada es fácil cuando encuentras lo que andas buscando". Yo tengo lo que ando buscando, ahora es lo difícil es encontrarlo entre tanto tumulto de conceptos y en una habitación en la que llueve mi conglomeración de pensamientos entre persianas, ideales titilantes y prolongados razonamientos pertenecientes a un debate íntimo. Una sorpresa, un soplo de aire nuevo o una recompensa o descompensa, lo que sea que sea, muchos lo buscamos o esperamos, lo sé cada vez que lo escucho disfrazado entre tantas frases. Después de todo, aquí estoy yo: a veces con los bolsillos llenos de esperanza y otras veces con la soledad pegada a las zapatillas, con un montón de parches y vendas, alguno que otro moreton, una visión simpática al fin y al cabo. Sigo vagando porque este agosto será distinto, sin confusión en estos segundos, y dejando a este invierno en el que no hay mucho que transformar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que increible como haces que recuerde exactamente como lo deje: solo, trizte y con esperanza de que algun dia volveria.
notable,recordar en tan pequeñas lineas. Ademas que mejor regalo de cumpleaños que mi imaginacio (aun que sea por un instante) vuelva a casa a saludar y saber que toda esta bien.

gracias...