Escapista.

-Bueno, usted sabe que es pasar un rato agradable, ya sabe, de eso se trata todo el asunto.
-Ah... entonces voy y me enamoro de un chico y nos movemos en la carretera escuchando algún disco y hablando de películas, aquí y allá, nos emborrachamos, vamos al cine, bailamos, dormimos la siesta en verano o cuando llueva, etcéteras, algo que me que guste, bonito dice usted.
-Sí, pues, "el rato", ¿comprende? es pagable, disfrútelo que no hay nada que no se pague por aquí. Ya sabe lo que digo yo: reciclable y retornable.
-Ah, claro... comprendo...
-Pero... tiene que hacerlo, ¿entiende? no hay más de donde elegir. Yo por ejemplo, voy y le acaricio la cara a esta tipeja como si fuera cierto, o la pierna suponga usted, el besito en el cuello que le gusta, resoplo en su oído, le regalo una cosita por aquí, le digo una cosita por acá y le sonrio así, de eso se trata. Usted haga como si sonrie y aprovecha de achicar un poquito los ojos porque brillan más.
-Ah... y... ¿voy y digo algo? ¿así como algo que siempre quise decir?
-Así mismo, sí pues, comprende bastante bien.
-Comienzo a sentirme un poco extraña, así como que tengo un hueco imaginándolo...
-Muy normal la primera vez. A mí también me pasó, hace mucho tiempo. Pero luego adopté el sistema y ahora no tengo complicaciones, hasta es algo innato, es como un parlamento con las acotaciones justas, yo sólo reproduzco la situación que no varia mucho la verdad.
-Ah, yo quería pensar que todo se vive sólo una vez... o que podía no tener que obedecer a alguna regla... creo más en lo auténtico ¿sabe?
-Puede ser, si considera que somos mortales, pero verá usted que extrañamente, en nuestra corta vida, todo es sistemático, interminable como un animalejo que se muerde la cola y nada más. Como le decía, todo es pagable por aquí, usted elije la escena, la representa y se va a casa y ahí hace, piensa o siente lo que quiere, tiene que acostumbrarse y no hay más.
-Oh... vaya... bueno, entonces ¿cómo era la sonrisa que tenía que hacer?