24 horas sin dormir y esa sensación de haber fumado demasiado sin emborracharse. Los pajaritos están cantando desde hace rato y me hipnoticé mirando el amanecer mientras en mi mente cantaba Turner Cody: Suzannah y me dan ganas de ser como él en au revoir.
Viajar con trasnoche no es tan cansador si estoy repleta de esta sensación entremezclada, en un par de horas iré en la carretera escuchando a Adam Green y a Turner Cody y me darán ganas de estar en el Frisco de Kerouac, en un tren de Polonia o en Arizona o blah, blah, blah en tantos otros lugares para los cuales falta tiempo, edad y dinero para ir.
365 días desde que tengo esta sensación. Me espera aún un calor estruendoso de verano mientras comparo en mis recuerdos con el pasado invierno tan cálido, mientras atardecía y en el cielo de Traiguén llovía despejado porque sólo allá llueve así siempre, las gotas de agua caen separadas y silenciosas, demasiado suaves, casi como en cámara lenta, me dan ganas de transportarme hasta allá, al libro de Borges, al café con vainilla y a las películas francesas que vi todo ese invierno, a esa carretera mientras escuchaba pink moon o first light .
Terminales y despedidas. Olores de verano, olores de canciones, recuerdos relampagueantes que desearía durarán más. Golpes electrizantes que me hacen sentir viva, palabras que me hacen sentir desparramada y desnuda frente al mundo. La navidad que se acerca, el fin de año y la incertidumbre, los días, el polvo amarillo, el recuerdo de la resaca, los pitazos de los autos que siempre me despiertan de súbito, el tren que pasa cerca de mi casa a media noche. Me voy y se van, nada está siempre en el mismo lugar, por eso lo aprovecho todo entre mis brazos, apretando todo lo que tengo con mucha fuerza, sintiendo todos los aromas, las sensaciones, los dolores, los nudos en la garganta, las palabras carentes, las sonrisas libertinas y las miradas blandas.
Puede que hoy nada me haya salido bien, pero no me importa. Puede que haya sido todo un desastre. Calor de discoteque, vodka naranja que me aburrió, más chicos estúpidos, más deseos de ensoñación. Desde que me siento cómoda conmigo misma, desde que puedo ser, entretenerme con el solo hecho de vivir todo el mundo se ha dado vuelta violentamente. Estoy en la fuga continua, estoy en la reversa incierta, estoy dentro de las canciones de todas las épocas.
Y en tu deshilachada voz están mis viajes, ficciones, inocente inconciencia y deseos.
Un punto ciego.
1 comentario:
Me late mucho el cómo a través de la escritura haces tuyos los eventos que te ocurren y los vas subjetivando. Ello es algo muy chido.
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