Por fin estoy en Conce, lejos del maldito calor de Santiago. Pero el sushi en el sushita, los smootthies de frutilla en el dunkin' donuts y el café "bellas artes", tomar cerveza y fumar cigarrillos arriba de un tobogan o carretear arriba de un árbol han sido de lo mejor del verano. Una semana creyéndome actriz, polvo en la nariz, cámaras, maquillaje, masajes, la pose del guerrero y luces no está nada de mal y ser vendedora ambulante en el parque O' higgins un domingo también estuvo bastante bien. Bueno sí, me perdí Damien Rice, me deshidraté y un par de cosillas más y ahora tengo acumulados un par de secretos, pero la próxima semana me voy otra vez. Sí, creo que soy una viajera escapista y amante de vivir y un ser humano que quiere alejarse de la hipocresia, disfrutar de la buena vida y de las nuevas experiencias. La cosa es que de pronto todo resulta bien, los viajes sola se vuelven más dulces, los terminales son esperanzadores, mi cama se ve más cómoda que de costumbre y amo mucho más las voces de la gente que adoraré mi vida entera.
Lo que sea que me está esperando dentro de mí para explotar será en un momento en el que me dé cuenta de algo bueno, algo muy bueno, bajo la sombra de los árboles penquistas, con el aire más húmedo y fresco de todo Chile. Nunca más querré escapar. Cuando vuelvan las clases estaré entusiasmada y Febrero será el más esperado de todos los Febreros en la historia de mis Febreros reflexivos, empolvados y solitarios. Bueno, supongo que también necesito tiempo para digerirlo todo y tantas emociones juntas...
Hoy soy una tipeja mutantemente sentimentaloide y feliz.
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