domingo, 9 de agosto de 2009

Sí me tuviera que morir ahora -porque morir es una obligación de todos, como inscribirse en el registro electoral y tener que votar- podría afirmar un listado de cosas que me podrían hacer sentir bien al respecto. Podría decir que he aprendido las normas de convivencia conmigo misma o que no tengo pasta para escribir algo romántico. Podría decir que he comprendido el significado de todos los sueños que he tenido en la vida -leáse "sueños" de modo literal". Podría decir que me faltó leer la pila de libros que tengo -aún- en el velador, cada uno marcado con un boleto de micro en la página en la que quedé. Podría decir que no tuve tiempo en las vacaciones de hacer todo -sonido de la o extendido para que abarque muchas cosas, leáse: tooodo- lo que quería hacer. Podría decir que tengo todas las energías del mundo para crear y aprender cosas en vez de hacer cosas improductivas como -por ejemplo- los talleres de didáctica. Podría decir que soy capaz de fumar otro cigarro porque me gusta fumar en la noche. Podría decir que me arrepentiría por no haberle entregado una moneda a alguien que me pidió en la calle. Podría arrepentirme de pensar tanto las cosas antes de hacerlas. Podría decir que nunca supe si existía Dios o no.
Sí me tuviera que morir ahora sería una mierda de mala suerte, porque aún no encuentro el tiempo para hacer todas las cosas que quiero hacer, cuando tuve el tiempo no encontraba las ganas. Ahora me pregunto si esa calamidad le pasa a todo el mundo, yo creo que sí, aunque no sé si será tanto así como una calamidad...

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