domingo, 2 de agosto de 2009

Madrugada de Domingo, el tren de las ocho mueve un poco las figuras de aluminio que cuelgan en la puerta, suenan con ese sonido de metal delgado al chocar. Me recuerdan que he hecho más de lo que me pueda arrepentir.
Madrugada de Domingo, los pequeños pájaros del peral pian y su voz es como un riachuelo en el que me mojé las manos en mi niñez. Aún tengo el sabor del pisco en la boca y de los cigarrillos ultra light.
Madrugada de Domingo, me hace falta dormir, me molesta la cicatriz que tengo en la mano y no puedo dejar de dividir los cinco sonidos de los cinco segundos que marca el reloj eternamente.
Me hace falta dormir y me hace falta el sueño, prefiero sentarme aquí, al lado de la estufa. El cielo está hoy tan brillante, como una perla infinita.
Madrugada de Domingo, los perros ya duermen, quizás Dios me piensa cuando yo lo pienso a él, los cigarrillos se encienden a la mitad, me quedan en los bolsillos dos gracias que dar, una palabra de perdón y un beso a mi madre.
Madrugada de Domingo, el sonido monótono del reloj que salta de cinco en cinco, mientras mi corazón está mudo, sostengo un papel para una carta en las manos. Busco en los impulsos cerebrales las palabras originales para todas las formas, busco una razón para dejar la búsqueda.
Madrugada de Domingo, el tren de las nueve mueve un poco las brasas de la estufa que suenan con ese sonido apretado y fugaz. Me recuerdan que he hecho más de lo que me pueda arrepentir.

1 comentario:

the nOIz boy dijo...

Hola.
Entiendo lo que es ser estremecido ante el paso de un tren. Si bien no despierta, bien se hace sentir muy presente. Me gustaría despertar en esas madrugadas de domingo y tener toda esa superconciencia que tienes de las cosas, y sobretodo la manera en que las confrontas a través de la escritura.
—Deberías publicar la entrada "siguiente" —dijo tu fan—.
No sé porqué razón (y la respeto) hayas borrado esa entrada, pero alegremente veo que tal vez estos días hemos pensado los textos bajo los mismos esquemas.
Me agrada ello.
Es probable que alguna sustancia se entrañe en el aire que corre por México y Chile, y que nos brinde esos mismos esquemas.
DEBERÍAMOS de escribir algo a doble voz. ¿Te late el reto? Sirve que pruebo la veracidad de un ejercicio que sugieren los talleres literarios.
Gracias.
Saludos.
Ciao!!!