Son los clavos de agua que chocan otra vez contra la ventana, intentando entrar y dejar todo con olor a humedad y frío. De todos modos es como si las paredes estuviesen húmedas, como si viera lo que he dejado oculto a mí misma por todos lados. Todas las veces que he repetido los mismos caminos buscando ese nudo en el estómago y todas las veces en que lo he traido de vuelta. Justo ahora, se desvanece de a poco el mal clima, justo ahora, se desvanecen todos los rincones en los que he guardado algo para volver a sentir algún día.
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