Hay días (como hoy) en que todo es más risible de lo que realmente debiera ser. O simplemente todo es muy risible y ridículo.
Si Dios tuvo la gran idea de ponernos acá para sentarse en su gran trono de nubes con unas palomitas en la mano, todo lo que pienso sería válido, o sea, que todo es ridículo, o sea, que hay que sentarse a pensarlo, o sea, eso.
En días como hoy, le tiraría mierda a todo lo que tiene dos patas y usa más palabras de las que puede manejar.
A continuación podría contar mil cosas que se me han pasado por la cabeza, pero no es el tipo de día para hacerse el escritor pseudo-poeta-que-vive-la-fatalidad-ts-de-vivir-en-la-incertidumbre-de-una-vida-incierta, por eso mismo, hoy me he dedicado a escribir pura mierda.
The end.
Si Dios tuvo la gran idea de ponernos acá para sentarse en su gran trono de nubes con unas palomitas en la mano, todo lo que pienso sería válido, o sea, que todo es ridículo, o sea, que hay que sentarse a pensarlo, o sea, eso.
En días como hoy, le tiraría mierda a todo lo que tiene dos patas y usa más palabras de las que puede manejar.
A continuación podría contar mil cosas que se me han pasado por la cabeza, pero no es el tipo de día para hacerse el escritor pseudo-poeta-que-vive-la-fatalidad-ts-de-vivir-en-la-incertidumbre-de-una-vida-incierta, por eso mismo, hoy me he dedicado a escribir pura mierda.
The end.
No hay comentarios:
Publicar un comentario