Se me olvidó decirlo.
Que ya no recuerdo muchas de las cosas que ya no puedo recordar. Se me olvidó decir que te me haces tan real que ya no puedo decir que existas o no. Se me olvidó decir que espero que haga calor o que hayan pocas nubes en el cielo, o que la literaturización empedernida me está poniendo enferma. Se me ha olvidado saber si las palabras en el papel son el deseo más intrínseco, si son como una carretera con forma, pero sin final. Se me ha olvidado cómo cerrar los ojos cuando el aire es dulce o cómo escribir lo que quiero ver y no lo que veo en realidad.
Si estoy lejos es la noche fría, si ya no sé si decirlo o no, decirlo todo. Si ya no sé si estoy tan lejos como quiero estar de todo lo que me parece anti-natural. El idealismo, el sueño, la ensoñación que ya no me queda ni en la punta de los dedos.
Y qué si digo que todo me parece hermoso cuando en realidad es gris y ruidoso, no lo sé. Se me ha olvidado cómo saber muchas cosas y cómo tener la certeza de algo. Se me ha olvidado creerme lo que me digo todos los días.
Pero más que nada se me ha olvidado cómo decir lo que quiero, sin que me salga atropeyado hasta ser una masa negra de cosas que no significan nada, pero que contienen las mil y un cosas que he estado pensando hoy, algo así como el universo privado en donde todo tiene un sentido (...)
Que ya no recuerdo muchas de las cosas que ya no puedo recordar. Se me olvidó decir que te me haces tan real que ya no puedo decir que existas o no. Se me olvidó decir que espero que haga calor o que hayan pocas nubes en el cielo, o que la literaturización empedernida me está poniendo enferma. Se me ha olvidado saber si las palabras en el papel son el deseo más intrínseco, si son como una carretera con forma, pero sin final. Se me ha olvidado cómo cerrar los ojos cuando el aire es dulce o cómo escribir lo que quiero ver y no lo que veo en realidad.
Si estoy lejos es la noche fría, si ya no sé si decirlo o no, decirlo todo. Si ya no sé si estoy tan lejos como quiero estar de todo lo que me parece anti-natural. El idealismo, el sueño, la ensoñación que ya no me queda ni en la punta de los dedos.
Y qué si digo que todo me parece hermoso cuando en realidad es gris y ruidoso, no lo sé. Se me ha olvidado cómo saber muchas cosas y cómo tener la certeza de algo. Se me ha olvidado creerme lo que me digo todos los días.
Pero más que nada se me ha olvidado cómo decir lo que quiero, sin que me salga atropeyado hasta ser una masa negra de cosas que no significan nada, pero que contienen las mil y un cosas que he estado pensando hoy, algo así como el universo privado en donde todo tiene un sentido (...)
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