última vez, me parece de canción. si te digo que hoy... -si te lo digo cuando sueño- que hoy tengo el corazón lleno de murmullos y ecos -o si me invento tu sonrisa, o si me invento tus palabras o lo que podrías decirme -si. la noche tiene más silencio que hace un año, pero.
la noche tiene más silencio.
yo ya no sé a quién le hablo.
el tiempo no es más que mi propia excusa. y los días. y mi corazón tiene más silencio porque tú tienes las canciones y los murmullos y son tuyas y lo que piense es tuyo y ya no me queda nada -derrepente- y yo dibujo en mi cabeza todo lo que puedo reunir en un último suspiro antes de volver y saber que estoy aquí y saber y no sentir nada más, sólo la certeza, la ciega certeza.
última vez, por favor, podrías quedarte.
podría decírtelo en un sueño otra vez. podría susurrárselo al aire frío de Octubre.
y tú. tú siempre. podrías quedarte y podría recordar como decir -decirte- mientras siento que la sangre me invade las venas, mientras siento que vives en todo, mientras recuerdo que nada vive, ahora, mañana, ayer. mientras me recuerdo tu nombre y reúno todos los suspiros, todos los primeros rayos de luz, todas las madrugadas en las que he esperado a cerrar los ojos y olvidarme de los murmullos y el olor húmedo de la lluvia sobre la calle y las luces amarillas y devolverme sin esa hermosa tristeza, esa nostalgia de, esa certeza de que existes, de que siempre podré buscarte cuando se me acaben los atardeceres, cuando se me acaben los veranos, cuando no pueda volver a dormirme los domingos, cuando mire por la ventana otra vez al cielo frío del amanecer y sepa que alguna vez he vivido y de que quizás.
quizás.
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