Cuando viajaba hacia Talcahuano me lo dije: "no sabí para a dónde va la micro". Me atrevo a reafirmarlo del modo metáfisico y físico.
Un día como este -del tipo no poco recurrente- preferiría que el clima no estuviera tan bonito ni que el sol se escondiera lentamente entre las casas viejas y el aire de puerto, ni que las sombras se acurrucaran a dormir detrás de los autos oxidados, esas sombras azules y translúcidas únicas de estas horas, siete y media más o menos.
Mirando por la ventanilla mi juego es el de armar momentos en los que me he sentido idiotamente feliz y el asunto es llegar a la parte en que se desarman cuando me falta alguna pieza que no encaja bien conmigo o cuando llega un sabor demasiado exquisito de dudosa proveniencia y que me deja un rato encadenando porqués y ahoras or die.
En realidad todo se vuelve ajeno en estos momentos, también me quiero sentir triste y escribir triste, pero no hay mucho más.
Pongo música en el pen-drive acorde sin el afán de neutralizarme contra las incertidumbres varias y las nostalgias, sino acentuarlas y acentuarlas estúpidamente para sentir que me fundo con todas las cosas y que no están tan lejanas como creo sentir. I promise. Someday.
Rompo la hoja anterior a esta en la que escribí cuando creía alguna cosa. Decía algo así como mirada en la que el atardecer es eterno y lo único que necesito es. Me bajo de la micro y todo se ve más diferente que la última vez, hay un supermercado nuevo, cambios en el colegio ese que parecía baño, la luz fría del sol me pega en los ojos, etc. Cruzo la calle vacía -qué raro- y siento más frío de lo que podría sentir nunca y todo me parece estúpidamente hermoso, hasta las malezas de esa casa abandonada desde que tengo uso de razón, las gaviotas rondando lejos, el puente más oxidado cada día y me quisiera quedar acá, porque de todos modos es un día para escapar y no estar en ningún lado. Hoy me gusta la música más que nunca, lo que se me perdió no va a salir de ahí, pero ahí estará cada vez que vuelva. Y por un rato dejar de lado los ahoras y los porqués.
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