Un viaje puede ser de muchas formas. Si pudiera retener cada una de las imágenes como en un cortometraje que hable por sí solo no tendría que emprender esta lectura detenida en los hechos ¿qué hubiese sido si? por ejemplo, claro que a estas alturas ya lo sé. Debo admitir, que anoche pensé en que volvería la tormenta, porqué no, el destino sólo me estaba dando una tregua para volver con todo su armamento sobre mí. Já, un, dos, tres, respira profundo porque viene el golpe. Y así fue: CRASH! mil pedazos otra vez y alguno que otro WTF?. A mí se me olvidó respirar. Y quién cree en el destino? me esconderé atrás de estas cuatro paredes hasta que se acabe esta tormenta. Son los días más crudos del año.
Vagando por mi pieza me encuentro cosas, hasta rastros en mi guitarra, pedazos de papeles que he creido botar al basurero y que cuando los encuentro llevan un golpe de sangre fría a mi pecho. Mi pieza es un desastre, tengo mil cosas que hacer, pero nada. No tengo ganas de nada. Derrepente estoy pegando lo que queda de mí para volverlo a destrozar y nuevamente, la misma tarea. No comprendiendo absolutamente nada ni creyendo en nada, ni en lo que pasó, ni en lo que pasará, sólo en lo que sucede ahora. Deseando no haber hecho mil cosas, arrepintiéndome hasta de haber vivido tanto tiempo con gente que ni siquiera conocí. Sintiéndome conforme a veces, esa pena conforme. Qué más queda si la tormenta se calma, está claro que volverá, el ruido allá afuera no me deja soñar con pisar más allá de mi puerta.
Y yo, la más equivocada del mundo. Casi un plagio en dos patas, una versión decadente de mí misma. Sintiendo lástima por mí, decadente. Dándome cuenta de que lo que digo y lo que siento también es un intento de creer en futuros mejores, un intento vago y codificado en las escenas, en la música, en los atardeceres y especialmente en las noches cuando derrepente los ojos me arden. Quizás me estoy volviendo loca finalmente, eso sería, volverse loco al fin y al cabo. Un bonito fin acorde. Una emoción hiperquinética que no me permite hacer otra cosa que fumar o inventar canciones todas igual de tristes. Hoy, en muchos días, no puedo decir que quiera intentarlo mañana. Sólo tengo ganas de irme en un viaje sepia retrocediendo de todo ésto, al diablo el tren hacia un futuro inmediato, por una vez quedarme un ratito allí, con esa nostalgia tibia, el anhelo de aquellos tiempos en que...
No hay comentarios:
Publicar un comentario