Misma escena. Obra de teatro colapsada, teatro absurdo, social, de cambio, paranoico, trágico, bla bla blah.
Detrás del telón se escucha una canción, algo bien setentero y alegre, el director da instrucciones. La chica de los lentes redondos se abraza las rodillas y observa las luces, conciente del tiempo y de todo lo que su organismo está realizando en el momento para mantenerla viva.
-Hoy he visto tantas cosas otra vez, yo puedo decir que he visto al cielo caer, al tiempo volverse polvo, he amasado a la fiebre entre mis dedos y he sentido: he sentido.
La chica de los lentes que tararea una canción entre sus dientecitos chuecos, con un moño a medio hacer y una escena en la que actuar. Allí, en medio de sus rodillas, el mundo es como una cascada de glicerina.
Detrás del telón se escucha una canción, algo bien setentero y alegre, el director da instrucciones. La chica de los lentes redondos se abraza las rodillas y observa las luces, conciente del tiempo y de todo lo que su organismo está realizando en el momento para mantenerla viva.
-Hoy he visto tantas cosas otra vez, yo puedo decir que he visto al cielo caer, al tiempo volverse polvo, he amasado a la fiebre entre mis dedos y he sentido: he sentido.
La chica de los lentes que tararea una canción entre sus dientecitos chuecos, con un moño a medio hacer y una escena en la que actuar. Allí, en medio de sus rodillas, el mundo es como una cascada de glicerina.
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