Muerte cerebral en el centro comercial.
El estrés es contagioso y cultivable. A mí se me ocurre la genial idea de ir hoy por los regalos, qué tarea tan agotadora. El tipo de la micro con la mano puesta en la bocina para llamar la atención del primero que se introdusca en la fila de autos que llega a Tomé y entre una sinfonia de pitazos yo recuerdo cuando estabas semi-durmiendo y me pediste que hicieramos zorrito, que ya era tarde, ven a dormir por todos los demonios... y por culpa de quedarme mirando por la ventana como amanecía no pude decirte adiós, pero en Enero, en Enero... y al lado una mala mescla entre run-run, pipiiiiiiii de las micros y tack tack de los autos, qué caos, es como un grupo musical de noise de mala calidad. Allá lejitos canta una niña chica: navidad, navidad, dulce navidad y algo de paz y armonia, qué diablos, están todos locos y ya tengo como diez moretones con los famosos paquetes de regalo de la gente.
Como decía, el estrés es algo absolutamente pegadizo, cuando el concepto "estrés" entra en la pista del centro comercial la gente lo alimenta y alimenta.
He estado como una hora esperando a pagar una miserable billetera, rayos, a mí nada más se me ocurre... "carrolaina... nanana", Brp, de nuevo estoy cantando esa canción que ya me tiene harta, pero si no es eso me pongo a cantar algo peor, "el caballero que sale en la caja de cigarrillos me da pena, porqué no lo cambian" me pregunto, falta un año para averiguar a qué viejo pondrán en las cajetillas, tal vez un inválido: fumar te deja inválido o diabético, etc. El chico de atrás de la fila habla estupideces todo el tiempo igual que yo, pero para que todos lo escuchen: "y si le llevo ésto? y un reloj? y una billetera? y el cinturon? que tiene que ser algo más caro... la fiesta y voy y saco 50 lucas y le compro algo caro y qué"y así sucesivamente mientras la novia aburrida de escucharlo se acerca a mí con esa maldita costumbre de los chilenos de apegarse al resto de los mortales. Mantengamos la proxémica. Pongo un pie para evitar que siga apegándose a mi espalda mientras el codo lo utilizo para que el caballero de al frente no se me venga encima, ah, si se pudiera respirar con mi nueva estrategia... Pandemónium del centro comercial. Una vieja con cara de arpia drogada le dice a la cajera: "podrías usar el computadorcito por mientras en vez de pensar?" y la chica le dice altivamente: "no, no puedo" con una sonrisa, y se convierte en la heroina del lugar y después todos le tienen simpatía y le dicen: "buenas noches" ya no le tiran los paquetes encima de la caja. Somos todos como unas polillas que se arriman a la chica del computador, tirando todas las cosas al suelo, el chico que envuelve los regalos tiene ojeras y una señora le exige a la niña de los relojes que le muestre todos los relojes uno por uno porque ninguno le gusta y ninguno tiene luz y que son verdes, que son verdes -"pero señora, si es negro" -"nonono"-, la chica bosteza sin que se note y se traga una mirada de odio viendo como la señora busca un par de cosas que ojalá valgan la pena para luego irse dejando los relojes tirados. Yo misma tengo ganas de golpear a alguien porque como digo, el estrés es algo de todos y es contagioso, de algún modo nos logramos mover así, bajo presión mientras el tipo de comunicaciones dice cada dos minutos: "faltan 15 minutos para cerrar, faltan 13 minutos para cerrar, faltan 11 minutos para cerrar...".
"Maldito idiota de comunicaciones... podría callarse la boca un segundo" y me transformo en el híbrido entre señora soltera estresada y frustrada sexual y consumista sin dinero. "Sí. Debería haber venido con dos semanas de anticipación" me digo resignada.
2 comentarios:
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¡Hola, tienes un fan!
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¡Alabanzas para ti! Cada vez me gusta más tu manera de escribir.
Deberías pensar en publicar alguna pequeña antología o una plaqueta de tus automatías.
Wow, gracias
plaqueta de automatías? eso suena interesante
recopilación de memorias garrapateadas también puede ser
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