“Me alejo a pasos desarticulados y dejo las flores sobre la mesa, marchitándose. Tengo ese aroma en las manos temblorosas, ese aroma a flores muertas. El contorno de tu piel tiene tu aroma que me idiotiza, tu aroma de infancia, tu dulce aroma tibio. Eres tú, tan tibio, tan suave, tu piel aún es tierna, y es también cruda y cruel. Al igual que tus palabras, tu aroma es invisible, su existencia está escondiéndose de todos mis motivos y argumentos posibles.
Soy yo en medio de hojas crujientes, micros, ruido caliente, grisáceo y envases plásticos que se lleva el viento, que chocan contra la acera con un sonido opaco. Los ojos abiertos, los brazos cayéndome a los lados, la boca torpemente fruncida. Eres tú en medio del agua musgosa, una sombra misteriosa que te arropa y el sol en tus pupilas disparadas, a veces un Cristo, a veces un niño con la nariz arrugada, los ojos enloquecidos y la boca torcida inocentemente en una risa. Y todo está bien. Y estoy satisfecha y silenciada”
1 comentario:
¡Hola!
Creo comenzar a entender. Insisto. Creo.
Porque noto que para expresar tus emociones narras o creas paisajes y postales que tienen objetos tan peculiares, y con ellos adornas esas emociones.
Cada vez me agradan más tus textos.
Ciao.
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