viernes, 9 de enero de 2009

frasesdebajotono

En medio del desierto. Una vez más pegada a la ventanilla escucho el disco de los shadow puppets como por décima vez. Juego a distinguir la voz de Alex Turner y la de Miles Kane mientras canto las canciones que me sé de memoria. El desierto pasa por la ventanilla, la cordillera se nubla debido al calor, como fermentando. 24 horas observándolo hasta que se tiñe de morado y fucsia.
Pensé que me iba a perder, lo malo pasa por unos instantes. No tengo miedo, ardo de nostalgias que no he vivido. Entre mí y el camino existe una barrera traslúcida y frágil que puedo desgarrar y hacer sangrar con sólo una palabra en mis dedos, con un sólo rencor guardado entre mis pestañas. Ahora casi soy la encarnación de Lorenzo Anabalón.
He permanecido por horas en la misma posición, me sorprendo de lo tranquila que puedo estar cuando tengo la mente en blanco, cuando tengo el corazón en púrpura, cuando la ventana corta simetricamente el paisaje ocre. Me siento segura y tranquila, por mis ojos no pasa más que la tierra árida y el color amarillo que me llena de ternura, "un peladero" dicen.
Soy tan quebradiza como valiente en mis frases. Soy tan poco omnipresente como en mis escritos. Me he mentido cuando tengo muchas verdades de las que alimentarme y ahora que el camino está neutral, neutral y cansado ya no tengo ganas de mentirle a nadie. Estoy plagiada y casi derrotada por el olor salino del mar. Más allá el desierto despide su aroma nocturno, su aroma solitario y majestuoso. No se anima a contarme ningún secreto mientras que mi cuerpo, de rostro con cejas torcidas y mi expresión suplicante, sólo se arroja al suelo de bruces. No sirve. No puedo alcanzarlo todo y me desespero. Soy débil, tan fuerte como para albergar la debilidad en mis ojos poco húmedos. Tan lista como para haber perdido el último pasaje.

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