lunes, 12 de enero de 2009



"Nosotros los animales matemáticamente racionales a veces estamos enfermos y locos. Yo pienso que la cordura se presenta sólo en los días calurosos cuando mi organismo se paraliza. Con ésto del desorden climático no se sabrá nunca cuando vendrá la locura, a mí me vino hoy, discúlpeme por ser tan autorreferente, pero como no leo enciclopedias ni veo las noticias debo aplicar todo mi conocimiento empírico para lograr ilustrarle a usted la situación.
Como decía, hoy mi cordura estuvo al 99% activa y la revolución hormonal y neurótica alcanzó niveles inimaginables luego de leer "los trenes se van al purgatorio" cuando iba enpampada y con ese calor de Dios santo y sus ángeles al lado de María la Virgen purísima que dio a luz a nuestro señor Jesucristo muerto en la cruz y tres días después resucitado, ese calor del mismísimo infierno polvoriento que se vive en este desierto abandonado por Dios.
Ahora que me he recorrido cuando café existe en este lugar tengo ganas de oler un poco las hojitas del sur y sentir en la cara una lluviecita de invierno de esas torrenciales, por eso me estoy trastornando, ahora, esta noche, en este mismísimo segundo gritándole a esos chiquillos de porquería se me callan al tiro los chiquillos malcriados por el amor de Dios que están allá afuera gritando como que el mismo apocalipsis baja sobre la tierra a quemarnos más en este desierto.
La locura me pone lo bastante cuerda como para autoanalizarme en un acto de amor propio para saturar de sonidos monotemáticos y censurar mis propias memorias que ahora no quiero pensar, carajo, pero qué le voy a hacer ya es de noche y el frío no invita a ninguna actividad que merezca movimiento alguno.
Lo que quiero decir desde un principio que se me fue por las ramas el tema magistral del asunto, la frase de tópico, que con esto de la complejidad humana uno se pasa horas admirándose y desentrañándose, es que la locura propia del humano hace que vea todo torcido y replanteado y parafraseado limitándome a una reflexión nanosegundética. Yo ya estoy por pescar un taxi e irme al carajo para sacarme el olor a polvo de la nariz y para orearme un poquito el corazón tan lleno de melancolía cuando son las 23:45 de la noche con unos 55 segundos aproximadamente que justo el cielo del desierto es como una pantalla atornillada a la ventana en la que me quedo hipnotizada observando lo que tengo aquí adentro que se llama alma, dicen, el verdadero purgatorio de Hernán Rivera Letelier ese hombrecito que tiene la culpa de que yo este contemplando espejismos a esta hora y remojando y estrujando penas en un oasis inexistente por el amor de Dios."

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