lunes, 29 de octubre de 2012

ok.

cuando daba la vuelta a la esquina allí estabas, arbolito de primavera, descubriendo entre tu follaje, a medida que avanzaba, la jerga de los pájaros o los gruñidos de la calle. a pesar de los diversos matices del cielo, creo que amo a todas las estaciones mientras tú estés allí para resignificarlas. si he de recordarte o no otro verano, de todas maneras el aire se introducirá por mi nariz con más suavidad, en un suspiro hondo, de esos cuando siento el aroma de tu cuello.
sin embargo, a pesar del invierno decreciente, el aire sigue trayendo consigo la poca novedad. y evoco el reír amarillo de las hojas o la sensación del pasto bajo la espalda, humedeciendo la sombra reconfortante del verano. si tan solo escribirlo una vez no gastara el remecer de la memoria.
miro a los ojos viejos de las personas para cerciorarme de mi humanidad en cuestionamiento este último tiempo, y me dicen pocas cosas. casi no escucho el aullar de los perros, el frío se ha vuelto incómodo y aburrido.
cuando el whiskey se despide y la mañana nos absorbe, florece con ardor lo humano, alma de color pardo, luz de la tarde en constante desgaste, escondida tras senderos que me llevan a mi destino para recordar. y tu voz se extiende como la sombra de las ramas, suavemente abrazando los prados de lo que ha sido mi vida.

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