sábado, 16 de marzo de 2013

eternidad fugitiva.

si es que he nacido entre la soledad mi existencia se aletarga, esperando al caer. el límite trae mi existencia.
fuera de ello, avanzando ciegamente. si he tropezado allí está abril, lo espero, pero nada espera por mí.
si existir comienza desde el reconocimiento de lo humano, oscuro y pérfido, vacío, entonces quizás sí existe un momento sagrado, la comunión del viento y las sombras sobre las páginas de una compañía más tenue que el crepúsculo, la luz grisácea del frío, el escalofrío matutino de dios sobre el devenir.
por hoy debería volver allí, por mañana. quizás el camino se ha acortado con las caídas y ese es mi camino. sí. he de cobijarme en la pausa del otoño, para no olvidarle, a la angustia primigenia, el recuerdo malogrado de vivir.

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